Fernando Báez Sosa fue asesinado en la madrugada del 18 de enero de 2020 en Villa Gesell luego de recibir una serie de golpes cuya cantidad no puede determinarse y tampoco quién le dio la patada mortal. Por el crimen hay ocho jóvenes imputados que tienen, en promedio, casi la misma edad que tendría la víctima de estar viva.
“Si no es perpetua, no es justicia”, escribieron en carteles que empapelaron el centro de Dolores, la ciudad en donde se desarrolla el juicio. “Si no es perpetua, no es justicia”, machacan todo el día desde los medios de Buenos Aires. ¿Y si no es, qué sería? ¿Cómo sería una sentencia justa? Más que justa, ¿cómo sería una sentencia reparadora? ¿Existe eso?
El show mediático es una característica, una impronta lamentable de los canales de televisión porteños que, sin escrúpulo alguno, se lanzan a una cacería de detalles morbosos y consumen horas y horas en panelear sobre el tema.
Los circunstanciales protagonistas secundarios en que nos convertimos las mujeres y hombres que hacemos periodismo es una situación que a los medios televisivos con base en Capital Federal les encanta. Han degradado la discusión pública, el debate, el análisis y la opinión a un nivel tan bajo que es dudoso que alguna vez puedan recuperarse el profesionalismo y la seriedad.
Desde el día 1 del crimen de Fernando Báez Sosa las producciones de los programas de noticias olieron que ahí había suficiente carne para ir a caranchear hasta el infinito. Las posibilidades que nos ofrece en la actualidad la tecnología permitieron que se grabaran videos mientras mataban a golpes al joven lo cual también muestra un desprecio preocupante por la vida del otro. (¿Y si alguno de los que estaban haciendo un video, usaba ese teléfono para llamar a la policía?).
Esas grabaciones con celulares han sido repetidas en un loop insoportable que provoca una y otra vez una gran indignación. Hacen tres años que los canales de televisión porteños insisten en difundir hasta el hartazgo esas imágenes de un joven moribundo, tirado en el piso, recibiendo patadas en la cabeza. ¿Cuál es el límite? No existe para ellos.
Y nadie se plantea que ese bombardeo constante es un disparador de emociones que, en este caso en particular, provocan un estado de ánimo social que solo pide “que se pudran en la cárcel”, sin posibilidad de análisis de los contextos y de qué podemos hacer tanto desde las autoridades como desde la ciudadanía responsable y comprometida para tratar de cambiar algo, para que las cárceles de nuestro país no estén llenas de jóvenes que cometieron delitos. ¿Nos importa? La metralla constante de videos que muestran el ataque a Fernando anula en parte la capacidad de reflexionar sin que medien las emociones violentas.
Hay una porción de la clase media argentina que todos los días levanta el dedo índice, tiene la solución para todos los problemas, pero eso sí, su participación en la sociedad se remite a teclear mensajes de bronca en las redes sociales. Son los mismos que odian a “la negrada”, son los que repiten su expresión favorita, NEGROS DE MIERDA. Bueno, eso mismo le dijeron a Fernando Báez Sosa mientras lo mataban a golpes, según testigos de la paliza. Hay que hacerse cargo de los prejuicios y del odio al pobre, al “negro”. Este fue un exceso, por supuesto, de ese desprecio por aquellos que representan a la Argentina marrón y que “de ninguna manera” representan a la clase media heredera de inmigrantes europeos gringos, de piel blanquísima y ojos claros.
En Río Cuarto cuando las noticias las protagonizan esos “negros” que “se matan entre ellos”, no hay casi voces que se alcen para intentar parar la pelota y ocuparse en serio de la violencia urbana. “Es un ajuste de cuentas”, simplifican algunos. ¿Nos importa? De nuevo, pareciera que no, “que se maten entre ellos”.
La política local simplifica el conflicto. Mucho más difícil es ocuparse de las problemáticas sociales de fondo, la pobreza que alcanza al 40% de la población riocuartense, las frustraciones de los jóvenes que no ven ni un centímetro de futuro delante de ellos.
Otro Punto dialogó con José Sagarraga, conocido abogado penalista del foro local y con Oscar Testa, ex Juez, para abordar los aspectos jurídicos del caso del crimen de Fernando Báez Sosa, el alcance y la justificación de la imposición de una posible pena de prisión perpetua y sus puntos de vista sobre el protagonismo trágico de nuestros jóvenes en delitos gravísimos.
José Sagarraga:
-¿Siguió el juicio, cuál es su opinión sobre lo que está ocurriendo y las reacciones sociales?
Fue una participación de varios jóvenes, algunos rugbiers, pero acá el rugby no tiene nada que ver. Fue un grupo que, por lo que los medios están diciendo, aunque no lo veo todos los días porque es como que los medios están saturando solamente con ese caso. Es una participación de un grupo de chicos que salía con el fin de golpearse, de agredir a otro grupo o en este caso a una persona sola
Un pibe de 18 años que se va de vacaciones a Villa Gesell, encontrar la muerte así es realmente trágico. Ahí hay una premeditación y alevosía con lo cual presumo que les darán perpetua. No se en qué grado se les atribuirá la participación a cada uno porque tengo entendido que algunos pegaron y que otros participaban del grupo pero no pegaron cuando fue atacado el chico. Primero que está probado, hay muchas pruebas, están las fotos, la prueba de la zapatilla marcada en el maxilar del joven. Fue una golpiza muy cruenta que duró apenas unos minutos. La forma en que describieron a lo que había pasado, al estado del chico como que “caducó”, si bien es un término muchachero y juvenil, ya denota que hay algunos de los atacantes que tienen problemas. Vos por ser rugbier no atacás. Yo defendí a un chico que fue atacado por rugbiers de Urú Curé en la estación de servicio que está en la María Olguín y Buenos Aires. Si bien eran lesiones que no acarrearon la muerte, fueron condenados en su momento, creo que esto fue en el 2007. En esa ocasión, era de noche, viernes creo, antes de que los chicos salgan al boliche, entró al bar de la estación de servicio un grupo de rugbiers, hicieron manifestaciones altisonantes, de soberbia, griterío y uno de los chicos que estaba ahí les dijo que se calmaran. Ahí se armó una pelea en el playón y mi cliente fue lesionado por estos chicos porque el abogado de ellos consiguió un juicio abreviado y les dieron una pena menor. Estaba acreditado el hecho, fueron lesionados por este grupo de Urú Curé. Y el abogado obtuvo la suspensión del juicio.
No hace falta que vengan del country, hay toda una estructura de poder que utiliza el derecho como un modo de dominación de los sectores más empoderados hacia los más vulnerables.
-¿Puede explicar que significan premeditación y alevosía, dos agravantes que les impusieron en la imputación?
En el caso reciente del hombre que apuñaló a la vecina y la mató, eso es premeditación, hay un período de tiempo entre que la mujer pasa, tuvieron una discusión y va a un negocio, cuando vuelve le pega la puñalada y la mata. Y lo que parece, por los testigos, que pasó con el caso de Báez Sosa es que el grupo que lo atacó tenía un modus operandi, que era salir a fajarse con otros grupos que estaban en el boliche. Elegían a una persona y la agredían. Esto es lo que se por lo que dicen los medios. Esto es también lo que dice Fernando Burlando, que para mi es un abogado demasiado mediático, pero parece que ya venían teniendo problemas con alguien adentro de un boliche, salían y le pegaban una paliza. Lo que pasa es que esto fue muy violento y en dos minutos lo mataron.
La alevosía es la forma cruel en que se produce la muerte. Forma violenta fuera de una disputa, de una pelea, de un robo que acarrea la muerte de una persona. Para mi hay dolo eventual con culpa de representación. ¿Qué es esto? LA culpa con representación es cuando el grupo cree que la golpiza no le va a terminar ocasionando la muerte porque la destreza de los golpes que ellos propinan o no aplican golpes absolutamente mortales. En este caso el dolo eventual es cuando se representa que puede ocasionar la muerte como consecuencia de la modalidad comisiva del hecho y en este caso lo hubo porque se tienen que haber representado que le podían ocasionar la muerte porque eran patadas en la cabeza del chico. Entonces uno se representa que puede ocasionar la muerte, pero se desinteresa del resultado. Eso es el dolo eventual. Eso incluye perpetua. Lo único que puede funcionar como atenuante es la culpa. Por ejemplo, en el caso del chico que murió porque lo atropelló otro motociclista, no le quiso causar la muerte, hay imprudencia, negligencia, imprudencia. Pero si uno cruza un semáforo en rojo puede ocasionar una muerte y eso es el dolo eventual.
-¿Cuál es su opinión sobre la imposición de prisión perpetua en este caso a chicos de 20 años, es la pena más justa?
En eso no estoy de acuerdo. Si estoy de acuerdo en penas altas, pero no la perpetua. Mirá el caso de Robledo Puch. Hace 50 años que está preso. El le arruinó la vida a doce familias a quienes les mató un familiar, pero ya está. 50 años es toda una vida. Soy partidario de penas altas en este caso para que sepan lo que hicieron, porque si no, es retribucionismo, es decir, aplicar un castigo por el mal causado. Y acá de lo que se trata es de que tomen conciencia de que no solamente el mal causado es grave sino que también tomen conciencia de que no vuelvan ellos y el resto de las personas a ejercer este tipo de violencia desmedida y que sepan que hacerlo implica penas altas. Creo que les van a dar perpetua por la gravitación mediática.
-Pero eso no es lo correcto. Hay que aplicar la ley según corresponda. El mensaje desde los medios es que, si no hay perpetua, no hay justicia, ¿está bien eso?
Jurídicamente la pena tiene como fin la resocialización del reo, que el imputado pueda volver a vivir en sociedad sin peligro para él y sin peligro para terceros. Lo que pasa es que Burlando agita permanentemente eso, les dice todo tipo de cosas a los imputados, genera un clima. Eso es retribución, imponer un mal por el mal causado y nunca el mal puede ser equivalente porque estos provocaron la muerte. Y acá no hay pena de muerte. Por otro lado, el tribunal tiene que aplicar la ley.
Oscar Testa, ex Juez:
-¿Siguió el juicio?
Seguí el juicio, no con la intensidad de siempre porque esto ha sido una rareza, el único juicio que se hace durante la feria judicial.
-Jurídicamente, técnicamente, ¿qué se tiene que probar para que se alegue que hubo premeditación y alevosía en el asesinato de Fernando Báez Sosa?
La alevosía es una calificante del homicidio, la premeditación tiene que ver con la cuestión de la culpa, es algo que arrastra directamente hacia el concepto de dolo.
La alevosía implica matar sobre seguro, es decir, aprovecharse de una circunstancia específica de la víctima para matar sin correr riesgos por parte del victimario.
-¿Podría darse en este caso?
De hecho, están imputados por alevosía y otro agravante es por el número de participantes. Acá podríamos decir que si lo limitamos a que la acción de la muerte se genera con la patada que le da Thomsen estando Fernando en el suelo, evidentemente estaría matando a una persona que se encuentra inhabilitada de defenderse y, por lo tanto, podríamos decir que allí hubo alevosía. De cualquier manera, no cierra con el concepto clásico de alevosía que tiene como ejemplo básico el del sujeto que se esconde detrás de un árbol, espera que pase la futura víctima y allí aprovecha para matarla en un estadio en el que la víctima no se espera para nada el ataque. En lo de Báez Sosa tendríamos un contexto de violencia previo en el cual lo único que habría marcado la diferencia es la imposibilidad de defenderse.
-Pero el hecho ocurrió en la vía pública delante de mucha gente que podría haberlo ayudado…
Exactamente. Por eso digo que en el caso de la alevosía, la defensa de los acusados va a tener bastantes chances de aludir a esto. En lo que lo veo mucho más complicado es cómo van a hacer para defender el ataque en banda a este chico y pegarle hasta matarlo. La cuestión de la calificante por el número de participantes va a ser un poco la clave de esto. Y va a ser un elemento a tener en cuenta por la defensa el hecho de que seguramente lo va a querer llevar hacia un homicidio en riña u homicidio preterintencional, es decir un homicidio donde no hay voluntad de matar sino de lastimar. O un homicidio en riña cuando se produce por la intervención de varias personas y no se puede identificar con claridad quién es el causante de la muerte. Acá la marca en la cara de la zapatilla de Thomsen lo vinculan más que al resto. Me parece que ahí los que han pegado son unos cuantos y que no se – porque eso lo saben los que tienen el expediente en la mano, los que tienen las pericias – si hay algún golpe desencadenante que genera sí o sí la muerte o si el deceso se deriva de la paliza que recibe el chico Báez Sosa. Si fuera esto último, como son unos cuantos los que han pegado y la determinación de los golpes puede verse un tanto desdibujada ahí están los dos datos donde la defensa va a poner el acento.
Por el lado de la querella y de la fiscalía, con seguridad van a poner el acento de que la pelea se origina adentro, se continúa afuera y hay una voluntad manifiesta de entre todos pegarle a Báez Sosa sin importar las consecuencias. Creo que por lo menos el dolo eventual lo van a tener que considerar porque la forma en que le han pegado no se podían no representar que lo iban a matar. Y esto implica perpetua. No me cabe ninguna duda que el número de chicos que atacan a Fernando Báez Sosa, no pueden no configurarse de que por la manera en que le pegan lo van a terminar matando. Lo masacraron estando en el suelo. Incluso ahí también van a tener que ver las reacciones posteriores, como los mensajes que se mandaron, el término “caducó”, es decir que tenían la certeza de que lo habían matado. Por eso es que estoy casi seguro de que esto va a terminar en una pena de reclusión perpetua por el número de participantes. No se si para todos los acusados. Porque hay algunos rasgos distintivos, puede haber alguno que haya desistido, que haya pegado y luego se haya retirado y no haya participado de la parte más dura de la paliza, como una especie de delimitar la responsabilidad al hecho de pelear, de causar lesiones pero no involucrarse al extremo en que estuvo Thomen y otro más, que según leí, se jactaba de haber contenido la patada que estaba dispuesto a darle a la víctima.
Todo esto es una locura que no tiene nombre, no tiene calificación, no tiene forma de ser digerido esto, es francamente espantoso y yo creo que de alguna manera la situación va a terminar de esa forma, Thomsen y alguno de los otros se van a llevar la perpetua y es probable que algunos zafen con alguna pena menor.
-¿Cuál es su postura sobre la prisión perpetua? ¿Cree que la imposición de una pena de tantos años puede ayudar a hacer justicia, resocializa al autor del crimen?
La cárcel no resocializa a nadie, esa es la realidad. La cárcel sirve para segregar y marginar a aquellos que han sacado los pies del plato en lo que tiene que ver con la convivencia social. Esos 30 o 35 años tampoco son reales, existen muchas maneras de ir acortando esos tiempos. Además, que esta es una acusación primaria, ninguno tiene antecedentes, si siguen una carrera universitaria lo cual es muy posible que quien resulte condenado lo haga, hay una serie de factores que les permiten acortar la pena, con salidas transitorias, para trabajar.
-¿Se pueden tener salidas transitorias en el caso de recibir una pena de prisión perpetua?
Hay jueces de ejecución que están aplicándolas y no tienen mucha oposición. He visto principalmente en la provincia de Buenos Aires, que hay mucha más laxitud que acá la aplicación de esa medida. Acá son más rigurosos, más carceleros, podemos decir en términos judiciales, que lo que son en Buenos Aires. He visto casos en los que con una perpetua, a los 12 o 15 años, prácticamente están afuera. Esa es una situación que incluso ha llegado a generar reclamos por parte de familiares de víctimas que han planteado estas situaciones pero no han tenido difusión de cómo terminaron resolviéndose.
-Usted habrá escuchado que la presión mediática ha sido la de que si no hay perpetua, no hay justicia, ¿cuál es su opinión?
La presión mediática va por ese lado y lo que pretenden es que haya perpetua para todos los acusados. Y si se pudiera una perpetua del tipo de que no salgan nunca más de la cárcel. ¿qué es lo que va a pasar? Hay un descontento al principio y al cabo de un par de años nadie más se acuerda del hecho salvo los familiares. Ese clamor social es una cuestión de una sociedad muy predispuesta a la protesta de boquilla pero que jamás se va a terminar jugando ni va a sostener un reclamo en el tiempo sino que en definitiva se va a terminar disolviendo todo en la nada. A la vuelta de la esquina aparecerá otro hecho tanto o más grave que este y que se va a llevar la atención de la sociedad y conducida por la presión de los medios porteños, porque no se puede negar la influencia que han tenido. Si este hecho hubiera ocurrido en Formosa o en La Rioja, esto habría salido 3 veces en los medios y después nunca más.
-Que una persona pase tantos años en la cárcel como los 50 años en prisión de Robledo Puch, ¿sirvieron para algo?
No, no sirve para nada. Se han cansado de negarla la salida, lo que pasa es que nadie quiere poner la firma para que salga alguien que se sabe que está loco y que de repente sale y se puede cargar a otra persona. Y como Robledo Puch no tiene ni una sola voz que se alce en su favor en todo el país, ahí sigue, preso. Ahora parece que lo quieren llevar a un geriátrico, pero si, medio siglo preso. A los 20 años de preso, por ejemplo, podría haber aparecido alguien que le diera una mano e intentara que volviera a recuperar su condición humana porque tantos años encerrado en un calabozo te deshumaniza. Pero eso no ocurrió.
-Estoy recordando el caso de Barreda, también Puccio, no cumplieron muchos años de condena
No, ninguno de los dos estuvo tantos años en la cárcel. Barreda tuvo una perpetua muy relativa, después pasó a la condicional, luego estuvo muchas veces internado con problemas de salud, pero cuando pudo salir, iba a donde él quería.
Todo esto pasa desde que se cambiaron algunas penas a partir del caso del secuestro del hijo de Blumberg. Pero hace mucho que se viene discutiendo cuál es límite, cuál debe ser el máximo de la prisión perpetua. Insisto en que antes de ese máximo el condenado puede ir logrando algún tipo de beneficio. En el caso de Báez Sosa, no cabe duda de son gente, los victimarios, que se arruinó la vida eternamente, años más, años menos, la marca con la que quedan y los años que van a tener que pasar adentro, prácticamente va a ser el destino de la vida de ellos.
Estos son delitos que no tienen una alternativa desde el punto de vista penal pero bueno, nunca hemos conseguido modificar ese tipo de situaciones fundamentalmente porque los criminólogos entienden que la pena para esos casos tan terribles debe ser lo suficientemente disuasivas como para que quien lo vaya a cometer, lo tenga en cuenta. Entonces el artículo 80 del Código Penal te impone el castigo de la perpetua y se acabó la historia.
– ¿Y cuáles serían esas alternativas?
Que también haya la posibilidad de un mínimo porque por ejemplo no son todos los casos iguales, hay gente que se muestra absolutamente arrepentida de lo que ha hecho, uno ve que han entendido que lo que hicieron fue grave y que se están enfrentando a una situación extraordinario en la cual ellos también provocaron una situación extraordinaria para otra u otras personas. Y demuestran que están arrepentidos, como hay otros que no se arrepiente de nada y son hasta desafiantes. Este tipo de cuestiones deberían haber sido consideradas y darle la posibilidad de imponerle una pena mínima alta, por ejemplo 30 años, pero dejar siempre una escala, una posibilidad de que la evaluación de las situaciones particulares pudieran llegar a recibir una pena menor, pero acá no es así, son todos exactamente iguales, es decir están todas las pruebas, no hay ninguna causal de inimputabilidad, listo, se acabó, van a perpetua y no hay alternativa.
Sobre la violencia creciente en Río Cuarto:
José Sagarraga: En nuestra ciudad tenemos a Gendarmería Nacional, Policía de la Provincia, Policía Caminera, Policía Federal, los móviles de Prevención Urbana, la Fuerza Policial Antinarcotráfico, bueno, tendríamos que ser Londres nosotros. Y sin embargo tenemos episodios de asesinatos todos los días. Son organizaciones burocráticas con el fin de designar gente en el Estado para pagar favores políticos. Hay que hacer un plan de Seguridad, se puede hacer y que dejen de participar los figurones que no saben nada de Seguridad y que se involucre a la gente que trabaja con estos jóvenes, algunos hace 40 años que se ocupan de esta problemática social. También el Poder Judicial tiene que ver en esto. Hoy en día los pasillos de Tribunales están vacíos, están encerrados los funcionarios detrás de puertas con cerraduras fijas, un vidrio, han puesto unos armarios de metal para que no se vea lo que pasa adentro. Es decir que hemos llegado a la justicia cortesana, palaciega. Solamente entran a Tribunales los miembros de ese Poder y sus cortesanos. Solamente te autorizan a entrar si te habilitan desde adentro. Se han olvidado de que ellos tienen que estar al servicio de quien les da origen que es la gente. Acá el tema es que hay que evitar la muerte, no accionar cuando ya se produjo. Encima los que provocan esas muertes son jovencísimos. Con las fuerzas de seguridad que tenemos esto no tendría que estar sucediendo. Pero falta, insisto, un Plan de Seguridad.
Oscar Testa: Las últimas víctimas de asesinato eran personas jóvenes y los detenidos son muy jóvenes, si se les comprueban los hechos van a pasar muchos años presos y van a salir siendo viejos. Forma parte de un problema social al cual se le suele echar la culpa solo a los gobiernos, a los políticos, pero hay otra cosa, hay que mejorar la calidad humana de la gente. No se puede seguir viviendo así, con un desprecio absoluto por la vida de los demás. Donde nadie se hace responsable de nada, donde siempre la culpa es de los otros, en donde esas situaciones son las que van generando un caldo donde a nadie le importa la vida ajena. Hay gente que anda con una escopeta, otra con un auto, otro con una moto, no les importa la vida de los otros. Todo eso es contagioso y, desgraciadamente, eso nos está envolviendo en un círculo de violencia donde todos estamos expuestos. Hay ámbitos sociales donde están aún más expuestos, pero en definitiva está toda la sociedad mal y no se ve la salida.