Néstor Agostini y su hijo Eugenio son dos de esas personas esenciales para una sociedad porque a través de su trabajo comprometido como foto reporteros fueron retratando durante más de medio siglo las distintas alternativas históricas que fueron transcurriendo en Río Cuarto. Pero no solo sacaron fotos con una mirada periodística, indispensable, sino que tuvieron el cuidado de armar un gran archivo, sistematizado, para que ese material no se perdiera y pasara a formar parte del acervo cultural de la ciudad.
Eugenio sigue transitando las calles y los eventos que se suceden. Néstor falleció el año pasado, a los 79 años, y no pudo cumplir con su deseo de ser parte presente de la muestra final de su gran trabajo. Su hijo, perseverante y perseguidor de sueños como el padre, no se desanimó y organizó meticulosamente la muestra que está abierta desde el 21 de septiembre, día del fotógrafo, en la sala de la Tintorería Japonesa, al lado del Teatro Municipal.
“La muestra se pospuso dos años a raíz de la pandemia”, indica Eugenio. “La idea era hacer una muestra en el primer estudio de fotografía que hubo en Río Cuarto lo que hoy es la actual Tintorería Japonesa y anteriormente fue el estudio de Vicente Beccaría”.
¿Cuál es el concepto de la presentación?
Como mi viejo fue fotoperiodista durante más de 50 años y yo durante más de 25 años decidimos mostrar en resumen los eventos más importantes que pasaron en Río Cuarto en el último medio siglo.
Como hemos trabajado parejo y hemos estado en algunos hechos que son parte de la historia, cada foto de él la pusimos correlativa con una foto mía, en la actualidad. Entonces yo muestro una imagen aérea del Río Cuarto de 1974 hecha por él y el Río Cuarto de 2018, que fue el último registro aéreo que hice, y donde se ve la ciudad minada de edificios. Entonces son los cambios que se ven en la estética y en la infraestructura de la ciudad.
Mi padre trabajó para el diario El Pueblo, el diario La Calle, prensa de la Municipalidad en tres gestiones diferentes: con Renato Di Marco, con Jaime Gil y en la gestión de Miguel “Chicharra” Abella, que fue la vuelta de la democracia. En medio de todo ello están las visitas de varios presidentes y gobernadores a Río Cuarto que, de hecho, cuando se crea la Universidad Nacional de Río Cuarto, él fue el primer fotógrafo que tuvo la Universidad incluso previo a que esta existiera porque mi padre fue parte de la comisión de creación de la casa de altos estudios.
Ahí podemos ver desde que vinieron los dictadores Onganía, Lanusse en 1971, que dictó el decreto por el cual se creó la UNRC. Después hay fotos históricas como una de Bomberos Río Cuarto, que se hacía para rifas, y terminó siendo un ícono a nivel Sudamérica.
Hay otras fotos muy pintorescas y de casualidad como Jorge Luis Borges en el aeropuerto de Río Cuarto, de Juan Filloy, que vivía arriba del Diario El Pueblo. Mi padre hizo varias fotografías del escritor, una de las cuales está en la nueva sala, la Biblioteca de Filloy que se creó en el Centro Cultural Trapalanda.
Después hay muchas fotos mías como la primera visita oficial de Néstor Kirchner, Cristina Fernández de Kirchner, fotos del ex gobernador José Manuel De la Sota, hay parte de lo que es fotografías de Mercedes Sosa en 1972, que la trajo la Universidad y la última vez que cantó en la ciudad en el anfiteatro del Parque Sarmiento.
En sí, la idea de la muestra es mostrar el valor de la imagen periodística porque los hechos pasan una sola vez y quedan en la memoria. Pero tenerlos plasmados en una fotografía se transforma en un documento histórico. Vos ves una foto y te retrotraés a esa época. Por ejemplo, hay fotos de la calle Rivadavia al 100 donde funcionaba LV 16 y luego diario Puntal. Pasaron 50 años y los cambios son notables, por eso considero que la fotografía es un documento histórico.
Y también es una forma de vida porque mi padre era fotógrafo, mi madre era laboratorista y, por ende, yo gran parte de mi vida la pasé sentado al lado de una ampliadora o de una máquina revelando. Pude haber sido cualquier otra cosa, pero terminé yendo por la imagen.
La muestra se inauguró en la tintorería japonesa y estará abierta al público durante 20 días.
Como mi papá no llegó a estar en la muestra entonces la hicimos en homenaje a él. Se compone de fotografías en papel, en un rincón hay una recreación de un laboratorio y en otro rincón hay diferentes tipos de cámaras que hemos usado él y yo a través de los años.
Por Vanessa Lerner.